Ahora que se acerca el inicio del mes de agosto, en Intro Psicólogos queremos recordar una famosa fábula para reflexionar sobre su mensaje. Se trata de La cigarra y la hormiga, fábula recuperada por La Fontaine de Esopo, autor de la Antigua Grecia.
Esta fábula nos narra la historia de una cigarra que pasaba los días de verano disfrutando del sol y descansando bajo la sombra de un árbol, mientras veía cómo las hormigas trabajaban duro para recolectar grano y soportando con resignación el calor estival. Cuando llega el frío invierno, las hormigas están confortables en su refugio, mientras la cigarra no tiene un lugar donde protegerse del frío ni comida para alimentarse. La moraleja que solemos extraer tiene que ver con el valor de la responsabilidad y el esfuerzo para cuidar de nosotros mismos y no ponernos en peligro. Sin embargo, solemos pasar por alto lo que la cigarra nos puede enseñar con su conducta.
Las fábulas vienen a reproducir valores, sentimientos, pensamientos, enseñanzas que han estado presentes en diferentes sociedades a lo largo del tiempo. Por lo tanto, reflejan tanto aspectos de la experiencia humana como del contexto histórico y cultural en el que se narran. Podemos ver cómo los personajes de la fábula representan dos partes de nuestra mente que, cuando se encuentran en armonía, facilitan que nos encontremos bien a distintos niveles, psicológico, emocional, material… A menudo los motivos que pueden llevarnos a iniciar una terapia psicológica tienen que ver con que “nuestra cigarra” y “nuestra hormiga”, aquellas que se relacionan en nuestra mente, están en conflicto, compitiendo por tener protagonismo en nuestra toma de decisiones en vez de cooperar.
Podemos ver a la hormiga como esa parte de nosotros que conoce los deberes y exigencias que nos plantea el mundo. Cuando la dejamos actuar, se encarga de que podamos anticipar los problemas, buscar soluciones, cumplir con aquello que nos de seguridad y bienestar no solo en el momento presente, sino proyectándonos hacia futuro. Esta parte la vamos construyendo durante nuestra infancia y adolescencia, observando cómo se responsabilizan los adultos que nos rodean de nosotros y de ellos mismos.
La cigarra sería aquella parte de nuestra mente que alberga las enseñanzas sobre cómo disfrutar, qué cosas nos hacen sentir placer, dando sentido a nuestra experiencia y conectándonos con la vida. La cigarra representa en la fábula ese personaje que ameniza con sus canciones el trabajo de la hormiga, que no sólo no sufre por sentir calor sino que puede disfrutar de él. Y esto lo logra porque está instalada en el momento presente. Como ocurre con la hormiga, este “personaje interno” también lo vamos desarrollando en nuestros primeros años de vida, mirando cómo las personas que nos rodean disfrutan con nosotros y sienten bienestar.
A menudo las exigencias de nuestro día a día, tanto externas como internas, nos llevan a valorar mucho esa “parte hormiga” que llevamos con nosotros. Si los mensajes de esa hormiga se vuelven tan intensos que acallan los de la cigarra, es entonces cuando la existencia se vuelve difícil, aparece una sensación de ansiedad, malestares más o menos específicos, dificultades para disfrutar y valorar la vida… Por este motivo, es positivo e incluso necesario que busquemos un equilibrio entre la mirada del mundo de la hormiga y la cigarra.
Las vacaciones de verano son un buen momento para pararnos a mirar cómo estamos tratando a esa cigarra nuestra, ¿dedicamos algún tiempo a lo largo del día a detenernos en el presente?, ¿nos damos el permiso de poder disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas?, ¿cuidamos y valoramos nuestra capacidad de sentir placer? Todas estas preguntas pueden tener cabida cuando tenemos cubiertas las necesidades básicas de seguridad, alimento, confort, es decir, cuando las necesidades básicas están atendidas.
Si es así, el buen clima del verano, el mayor número de horas de luz, el tiempo libre, nos ayudan a mirar y dar atenciones a esa parte de nosotros mismos que hace de nuestra vida una experiencia que merece la pena ser vivida. En las vacaciones no sólo tenemos un tiempo de descanso y disfrute que nos ayuda a recuperarnos, también que podemos focalizarnos en explorar e integrar maneras de tratarnos bien que nos acompañen a lo largo del año. Os animamos a dar rienda suelta a vuestra creatividad y capacidad de introspección para que puedan surgir formas de disfrutar conocidas o aún por descubrir.
¡Os deseamos que vuestra “cigarra” esté muy presente en estos días!
Nos encontraremos a la vuelta de las vacaciones
Equipo Intro Psicólogos