Una de los sentimientos que nos genera más dificultades para desarrollar nuestra vida cotidiana es la apatía: esa sensación interna de ausencia de motivación por las cosas, falta de ilusión y desgana. Sentir apatía es como vivir con unos pesos atados a pies y manos que nos dificultan cualquier movimiento, por lo que poco a poco van disminuyendo nuestras opciones de disfrutar de experiencias gratificantes, hacer planes, en definitiva, enriquecer nuestra vida.
Las personas que sienten esta emoción a menudo la expresan a través de frases como “no me apetece hacer nada”, “me cuesta mucho esfuerzo cualquier cosa”, “todo me da igual”. Es como si el clima mental de la persona estuviera cargado de una niebla densa, que dificulta pensar, sentir, fantasear, todo aquello que va construyendo nuestra motivación y nos activa.
Existen diversos motivos que pueden llevarnos a estar apáticos en un momento de nuestra vida. En ocasiones puede estar relacionada con un problema físico, como anemia o un problema de tiroides, pero a menudo tiene relación con cuestiones psicológicas.
Este sentimiento puede aparecer cuando vivimos una etapa de ansiedad sostenida en el tiempo, que agota nuestros recursos psicológicos, ante pérdidas importantes, en momentos en los que nos rodea un ambiente poco gratificante, bien porque nos encontramos ante eventos negativos o bien un clima que no despiertan nuestro interés.
Hay personas que aprenden a desenvolverse desde muy temprano en ambientes poco enriquecidos, que no estimulan su creatividad, curiosidad ni motivación. Cuando esto sucede pueden quedar atrapadas en una forma de vivir la vida que conduce a una apatía muy limitante de la que es difícil liberarse. Como ocurre con todos nuestros sentimientos, el manejo que hacemos de lo que nos pasa está muy relacionado con nuestra historia vital y todo aquello que hemos interiorizado.
El primer paso es tomar conciencia de este sentimiento, identificar el embotamiento físico y mental que sentimos, nos ayuda a poder abordarlo de una forma eficaz. Una vez hemos tomado contacto con lo que sentimos, podemos tratar de analizar qué situaciones de nuestra realidad pueden estar alimentándolo.
Hablar sobre ello con alguien que nos comprenda nos permite ir tomando un papel más activo sobre esta vivencia tan incapacitante, para después ir incorporando más elementos ilusionantes en nuestro día a día, a través de la exploración de nuestros deseos. Poco a poco, podremos ir saliendo de ese estado de letargo en el que nos mantenía la apatía.
En los casos en que la apatía venga originada por una situación estresante vivida, una pérdida, una experiencia sostenida en el tiempo que nos bloquea, será necesario resolver aquellas dificultades que la ocasionan para que esta vaya desapareciendo.
Si sientes que estás padeciendo apatía, seguramente los profesionales de Instro Psicólogos podamos ayudarte a librarte de ese sentimiento que te impide vivir con normalidad y disfrutando de tu día a día. Estamos en Madrid y te ofrecemos terapiar individuales en el centro de Madrid, incluso terapias online si es la forma que más se adapta a tus necesidades. Contacta con nosotros y déjanos ayudarte.