El psicoanálisis es una disciplina que nace en el siglo XIX con Sigmund Freud. Ha sido una de las corrientes más influyentes en la historia de la psicoterapia, pero también una de las más rodeadas de mitos y falsas creencias. La imagen del diván, las interpretaciones excesivas y la idea de que todo gira en torno a sexo han generado confusión sobre lo que realmente implica una psicoterapia psicoanalítica. En este post, desmontamos algunos de los mitos más comunes sobre esta disciplina.
En un primer momento, el psicoanálisis es una práctica que estudia una dimensión que no es cuantificable o medible: el inconsciente, los sueños, los lapsus, etc. En este sentido, se ocupa del estudio de la parte de la experiencia humana que la investigación científica de la época deja de lado o no puede explicar.
Aunque el psicoanálisis no sigue el modelo experimental de otras disciplinas psicológicas, se han desarrollado enfoques contemporáneos que combinan el psicoanálisis con otros métodos basados en evidencia, y algunos descubrimientos de la neurociencia confirman hipótesis y conceptos psicoanalíticos, demostrando su valor dentro de la práctica psicológica actual.
Aunque el psicoanálisis nace en el siglo XIX, es una disciplina que ha ido evolucionando y adaptándose a las subjetividades de cada época. Los síntomas psicológicos que las personas padecen van cambiando a lo largo de la historia o cobrando distinta relevancia según el contexto cultural y social en el que nos encontremos. La investigación psicoanalítica ha continuado teorizando en base a estos cambios, estudiando nuevos síntomas y patologías, y poniéndolos en relación a conceptos ya existentes o a nuevas investigaciones llevadas a cabo.
Cuando leemos las primeras obras psicoanalíticas, es importante interpretarlas dentro de los parámetro de la época en la que fueron escritas. Aún así, Sigmund Freud comienza su teoría psicoanalítica estudiando la histeria en mujeres que permanecían muy encerradas a nivel social, y de este modo, abre una dimensión en el campo de la medicina y le da un lugar a la mujer, escuchando su palabra y su padecimiento.
Aún así, como decíamos, la teoría de Freud ha sido releída e interpretada por numerosos autores hasta el día de hoy, actualizando y adaptando su teoría a la época actual.
Otro de los mitos más extendidos es que el psicoanálisis es un tratamiento que dura para siempre. Si bien es cierto que hacer un análisis es algo que requiere un tiempo y no promete soluciones al instante, también es un proceso que tiene un comienzo y un fin. Algunos procesos pueden ser largos, pero la duración depende de múltiples factores, como los objetivos de la persona y la metodología del analista. No todas las terapias psicoanalíticas requieren años de sesiones, y hay personas que pueden identificar una fuente de malestar o reubicar algo que les está ocurriendo en meses o pocos encuentros.
Existe la idea de que el psicoanalista permanece en silencio mientras el paciente habla sin recibir ninguna orientación. En realidad, el psicoanalista participa activamente en el proceso terapéutico, interpretando y ayudando al paciente a descubrir conexiones que pueden no ser evidentes a simple vista. Su papel es guiar el proceso terapéutico, no simplemente escuchar pasivamente.
Como decíamos, el psicoanálisis ha ido evolucionando y actualizándose a la sociedad para responder a las necesidades y demandas actuales, y continúa ofreciendo una visión profunda de la psique humana. Desmontar estos mitos permite comprender mejor su verdadero alcance y utilidad, y conocer qué ocurre verdaderamente en la consulta de un psicoanalista.
Si te interesa explorar más sobre esta disciplina, en INTRO trabajamos desde el enfoque del psicoanálisis relacional, una corriente que surge a partir del psicoanálisis clásico y que incorpora una visión más actual de la psicoterapia psicodinámica. Desde este enfoque de trabajo cobra una importancia fundamental la relación terapéutica y el contexto familiar, cultural y social de cada persona, reconociendo la interacción que ésta tiene con su entorno.