En nuestro día a día tomamos decisiones de manera constante, normalmente se trata de decisiones cotidianas; otras veces nos toca enfrentarnos a dilemas más importantes: ¿Qué me apetece comer hoy? ¿me apunto a este plan con mis amigos o me quedo descansando? ¿qué abrigo me compro? ¿acepto este nuevo trabajo? ¿hablo este tema que tanto me incomoda con mi pareja?
En ocasiones, decidir puede conectarnos con no saber qué es lo que verdaderamente queremos y con la dificultad de saber dónde empezar a buscarlo. Si nos paramos a pensarlo, cuando somos niños/as tenemos muy claro qué es lo nos gusta y lo que no –si queremos estar con mamá lo pediremos, si nos apetece jugar lo haremos, o si no queremos ir a la guardería lloraremos–. Podemos decir que está en nuestra naturaleza saber lo que nos provoca placer y lo que no, pero conforme vamos creciendo y relacionándonos con los demás, nuestros deseos entran en conflicto con las necesidades y deseos de los demás, lo que puede desconectarnos de nosotros/as: si escuchamos nuestros gustos mamá se enfada o se pone triste, nuestro compañero se ríe de nosotros, papá está orgulloso si seguimos sus consejos, etc.
Así, vamos aprendiendo que desconectarnos de nosotros/as es una buena manera de adaptarnos al entorno y de reducir los conflictos.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer para re-conectar con lo que deseamos?
Como comentamos en otros posts, a menudo esto puede ser un proceso complejo, que lleva tiempo, y que puede conectarnos con conflictos o experiencias difíciles de nuestra historia. Desde INTRO, te animamos a que busques un espacio donde poder pensar en todo ello acompañado/a de un profesional.