Dos personas se conocen, se gustan y deciden tener una relación de pareja. Lo que para muchos podría resultar una vivencia sencilla y agradable, para quienes que sufren dependencia emocional puede convertirse en una trampa donde sienten que quedan atrapadas. Si cuando tienes una relación íntima con una persona de pronto tu mundo gira en torno a ella, no puedes disfrutar de las cosas si no está presente, temes a menudo que te abandone o encuentre a alguien mejor, probablemente estés sufriendo dependencia emocional. Veamos un poco más acerca de este problema psicológico.
Hablamos de dependencia emocional cuando una persona siente la necesidad de estar vinculada a nivel afectivo de forma permanente e incondicional con otra. Las personas somos seres sociales y buscamos el contacto con los otros, la diferencia entre quienes se relacionan de manera satisfactoria y quienes lo hacen desde la dependencia emocional, es que en el segundo caso no hay espacio para la autonomía y el desarrollo individual. Además, el vínculo no es una elección sino que se convierte en algo imprescindible, de lo que no se siente control, lo que puede llevar a asumir situaciones que generan malestar con tal de no romper la ilusión de unidad.
Las relaciones de dependencia emocional no dejan lugar a la separación, a la diferenciación de los dos individuos que la componen, ya que los espacios individuales se viven como amenazantes. Podemos intuir que se sufre dependencia emocional si:
– Sientes un temor profundo a ser abandonado o rechazado.
– Buscas el contacto constante con tu pareja, a través de llamadas o mensajes cuando no estáis juntos.
– Sientes angustia, miedo o enfado cuando estás separado de tu pareja.
– Tienes dificultades para disfrutar de actividades que no incluyen a tu pareja.
– Has abandonado tus relaciones sociales, familiares o tus gustos personales para dedicar toda tu energía y tiempo a tu relación.
– Sientes que tu estabilidad afectiva depende por completo de tu pareja.
Cuando trabajamos con una persona que sufre este tipo de problemática, el primer paso es analizar cómo es la relación en la que aparece este patrón de dependencia. A menudo, hay algo más profundo que nos explica este estado emocional, como una sensación de inseguridad en la relación, una dinámica de violencia psicológica que merma la autoestima y genera miedo a la pérdida, experiencias pasadas de abandono o rechazo que provocan desconfianza en las relaciones cercanas… Existen diversas situaciones que pueden llevar a alguien a relacionarse desde la dependencia emocional, por lo que el punto de inicio será tomar conciencia de lo que le está sucediendo a la persona que consulta y qué conexiones puede tener con sus experiencias pasadas.
Cuando vamos comprendiendo y aceptando cómo se ha desarrollado nuestra forma de vincularnos y de qué manera se ha ido forjando la relación de dependencia emocional, podemos poner en práctica aquellos cambios que nos lleven a estar mejor con los demás y con nosotros mismos. Algunas pautas generales que suelen ayudar a quien sufre dependencia emocional son:
– Fortalecer la autoestima y trabajar el autoconcepto, es decir, todas aquellas ideas sobre nosotros mismos que vamos adquiriendo a lo largo de nuestro desarrollo.
– Dar espacio en el día a día a los intereses, opiniones, deseos y vínculos propios.
– Aprender a desarrollar estrategias de autorregulación emocional, como escribir un diario, escuchar música, hacer deporte o practicar alguna actividad placentera para la persona.
– Cultivar relaciones basadas en el respeto, seguridad, confianza y apoyo recíproco, en las que experimentar una forma de relación interdependiente que deja espacio a la autonomía personal.
Esperamos que este post os ayude a pensar en vuestras relaciones y a estar mejor en ellas. Si sientes que necesitas ayuda para lograrlo, no dudes en contactar con nosotros.