La depresión es uno de los síntomas que más nos encontramos en las consultas psicológicas. Cuando hablamos de ella nos referimos a un estado que afecta al plano emocional, cognitivo y conductual. Cada persona tiene una forma particular de vivir la depresión, que depende de cómo ha aprendido a expresar sus emociones, los valores que ha interiorizado en su entorno social, su propia identidad, entre otros factores.
Es habitual sentir una sensación de tristeza, apatía e irascibilidad. Además, vienen acompañadas de una disminución de la capacidad de disfrutar, puede aparecer cansancio físico, pérdida del apetito, dificultades para concentrarse… Los pensamientos de una persona en un estado depresivo suelen estar teñidos de negatividad, no tanto porque se vean las cosas de forma distorsionada, sino porque el foco está colocado en los aspectos negativos, minimizando los elementos positivos que nos ayudan a mirar de una manera más optimista.
Hay una metáfora que podemos usar para entender esta percepción distinta del mundo. Una persona con depresión es alguien que atraviesa un momento en el que necesita, por diversos motivos, utilizar unas gafas de sol oscuras. Estas gafas filtran la luz que le permitía ver las cosas con mayor luminosidad. Si hacemos intentos por quitar esas gafas sin llegar a comprender para qué las necesitamos, solo logramos deslumbrarnos.
Suele ser una etapa en la que se busca estar recogido con uno mismo y obtener el consuelo y apoyo de aquellas personas que sentimos más cercanas. A pesar de que es un momento doloroso, difícil de transitar, también puede ayudar a reparar heridas psicológicas o emocionales que necesitan ser atendidas. Es positivo explorar cual es el origen de este malestar, qué nos está expresando la depresión, para lograr aliviarlo y salir fortalecido y con un conocimiento mayor de uno mismo.
Desde fuera, puede resultar complicado ver a otra persona pasar por una depresión. Muchas veces podemos vernos tentados a intentar quitarle esas “gafas oscuras” porque nos hacen conectar con un sufrimiento que no queremos sentir. Sin embargo, es importante respetar esta etapa, y acompañarla dejándonos guiar por las necesidades de quien la está atravesando.