Hola, escribo porque creo que cada vez me estoy volviendo una persona más solitaria. Me cuesta mucho tener relaciones cercanas, soy muy desconfiada con la gente y siempre que conozco a alguien pienso que me va a fallar. Antes no era así, cuando era pequeña tenía muchos amigos, pero desde los 14 o 15 años cambié y dejé de confiar en la gente, creo que fue a partir de empezar a tener problemas con mi madre. Cuando empecé a crecer mi madre y yo nos fuimos distanciando porque somos muy diferentes; ella tiene unos gustos y una forma de ser muy diferentes a los míos. Todo el rato intentaba que me pareciera a ella, a su manera de ser y comportarse y como yo no quería ser como ella se enfadaba, creo que la decepcioné. Ahora tenemos una relación bastante distante, ninguna de las dos se acerca a la otra. No sé si esto tendrá alguna relación con que sea solitaria, en realidad no me importa serlo pero a veces pienso que no es normal. Gracias.
Hola, te agradecemos que nos hayas escrito, el hecho de que hayas decidido hacerlo nos lleva a pensar que hay algo en tu forma de relacionarte que no te hace sentir bien, y ha sido valiente por tu parte cuestionar por qué te está ocurriendo y decidir hacer algo al respecto.
Al leerte nos surge una pregunta, ¿cómo te sentías cuando tu madre no aceptaba vuestras diferentes formas de ser? La adolescencia es una etapa muy sensible, en la que las personas comenzamos a configurar nuestra identidad diferenciada de la de nuestros progenitores. En la relación con ellos es donde aprendemos quiénes somos, ya que internalizamos su mirada sobre nosotros. Algunas personas pueden recibir una idea desvalorizada de sí mismas que llegan a hacer propia, a pesar de que procede de las experiencias y formas de ver el mundo de sus figuras principales. Esta identidad de ser alguien inadecuado puede influirnos a la hora de relacionarnos con los demás, ya que esperamos que “descubran” quienes somos y nos juzguen de forma negativa. Una forma de defenderse de este temor es evitando el vínculo con los otros. Puedes plantearte si te está ocurriendo algo como esto.
Te animamos a seguir reflexionando sobre estas cuestiones en una psicoterapia que te permita decidir cómo relacionarte con libertad.
Un saludo