¿Qué se considera abuso sexual?
El abuso sexual consiste en cualquier tipo de acercamiento sexual no consentido de un adulto a otra persona, o en el caso de España siempre que el que lo sufre sea un menor de 16 años independientemente del posible consentimiento de este último. No debemos pensar que todos los abusos conllevan penetración ya que en la mayoría de los casos se trata de tocamientos, acercamientos sexuales o incluso la exposición a películas o escenas con contenido sexual explícito. En todos los casos el abuso sexual constituye una forma traumática de sobrepasar los límites del otro y en función del tipo de abuso puede convertirse en una experiencia muy difícil de superar.
¿Es algo muy frecuente?
Aunque habitualmente no hablemos de ello, se sabe que en España 1 de cada 4 mujeres y 1 de cada 6 hombres han sufrido abuso sexual en algún momento de sus vidas. Cuando este abuso se realiza sobre un niño, el estado de indefensión de este es enorme, ya que en muchas ocasiones el abuso se acompaña de la imposición del secreto, bajo amenazas o privilegios, se insta al menor a no contarlo a nadie. Esta es la causa de que el abuso se perpetúe sin que se pueda ayudar al niño a salir de esta situación.
Por este motivo es importante que por un lado traslademos pautas de prevención a nuestros niños y por otro estemos atentos de cara a detectar cambios o síntomas de que algo esté pasando para poder intervenir.
Se calcula además que más de un 80% de los abusos sexuales a menores, son llevados a cabo por personas muy cercanas al entorno del menor, con lo que el daño es doble. Por un lado se sobrepasa un límite al que el niño no está preparado por su desarrollo psicosexual, se le expone a unas situaciones de sexualidad adulta que por su nivel de madurez no puede entender ni elaborar. Pero por otro, si el abusador es alguna persona importante para el niño, se daña el vínculo que se tiene con él quedando interiorizado que en nombre del amor el niño puede ser convertido en un objeto para la obtención de placer en el adulto.
¿Cómo trabajamos con el abuso?
De cara a la terapia, podemos encontrarnos con tres casos muy distintos entre sí:
Terapias con adultos que han sido abusados en la vida adulta:
Aunque se puede dar en hombres o mujeres, en la mayor parte de los casos, se trata de mujeres que han sufrido algún tipo de abuso o agresión sexual y necesitan acudir a terapia para elaborar e integrar en sus vidas un hecho tan traumático.
La propia situación, máxime cuando hay algún grado de violencia, sitúa a la mujer como alguien vulnerable e indefenso lo cual tiene mucho impacto en la propia identidad. En la mayoría de los casos cuando se da este tipo de situaciones aparece un sentimiento de culpa posterior, nos sentimos como si pudiéramos haberlo evitado "si no me hubiera dejado acompañar por ese chico", "si no hubiera pasado por esa calle tan solitaria"... esto sucede porque la mente necesita sentir que podía tener cierto control sobre la situación. Aunque la culpa se nos haga pesada, se hace más llevadera que la realidad de asumir que no podemos controlar todo lo que nos sucede.
Otras veces ocurre que la agresión o abuso actualiza otra vivencia infantil similar que no había sido elaborada sino tapada o enterrada con ayuda del paso del tiempo.
¿Cómo lo trabajamos?
En todo caso es necesario un trabajo y acompañamiento terapéutico que ayude a integrar la vivencia de modo sano. Podrá expresarla las veces que sea necesaria para poder desprenderse progresivamente de la culpa y síntomas de revictimización traumática. Ayudaremos a integrar el hecho en la narración que tenemos sobre nosotros mismos de modo que podamos seguir adelante y volver a sentirnos tranquilos en nuestro día a día.
Terapia con adultos que sufrieron abuso sexual infantil:
Haber sufrido abuso sexual en la infancia o adolescencia, está detrás de muchos de los problemas psicológicos que encontramos en personas en la vida adulta por lo que el trabajo será desde un enfoque integral.
No podríamos trabajar solamente el hecho del abuso ya que al suceder en un momento tan crítico de la vida, este hecho determinó en gran parte la formación de la identidad, el modo de vincularnos y relacionarnos con los otros, de percibir y vivir la sexualidad, de sentir nuestro cuerpo, el modo que tenemos de estar en el mundo, al fin y al cabo.
Cuando un niño se enfrenta a algo así, sobre todo si el abuso se mantiene en el tiempo, la mente infantil desarrolla estrategias "de supervivencia" que le ayudan a seguir adelante, sin embargo estas siempre conllevan un coste añadido. Hablamos de estrategias rudimentarias de todo tipo como estar alerta ante cualquier adulto (en muchas ocasiones ante cualquier varón cuando el abusador ha sido de este género), buscar amor o aprobación a través del sexo o intentar pasar desapercibidos renunciando a relacionarnos con los demás pero evitando así un nuevo abuso.
¿Cómo lo trabajaremos?
De cara al trabajo en terapia, se hace importante construir una narración de nosotros mismos, de lo que sucedió en aquel momento desde una mirada comprensiva y reflexiva que ayude a entendernos como niños ante una situación que superaba nuestra capacidad de comprensión. Por otro lado, el terapeuta ayudará a entender como ese niño creció y se formó como adulto liberándole progresivamente de esas estrategias que en su momento fueron necesarias pero que ahora se han convertido en una cárcel de la que salir.
Terapia con menores que han sufrido abuso sexual recientemente:
Podemos encontrarnos con niños o niñas que han verbalizado un abuso sexual o con padres que sospechan que algo así pueda estar pasando y traen a su hijo/a a consulta para que uno de nuestros profesionales expertos en infancia lo evalúe y posteriormente decida si es necesario intervenir.
En función de la edad del niño y del tipo de abuso que se haya dado, el profesional decidirá la mejor intervención:
- No todas las edades de los menores exigen el mismo tipo de trabajo, cuando los niños son muy pequeños, pueden no tener aun sentido de lo sexual por lo que aquello que les ha ocurrido se integra de un modo distinto que los niños más mayores que ya puedan tener una idea de la sexualidad.
- Igualmente el trabajo no es el mismo cuando el niño ha sentido un daño físico que cuando no lo ha habido (tocamientos, besos inapropiados...).
- Otro factor a tener en cuenta, es el vínculo que existe con el abusador, siendo más grave los casos en los que este es un familiar cercano del niño.
¿Cómo trabajaremos con los niños?
Las técnicas que se usan en terapia infantil suelen ser más dinámicas y utilizan menos el lenguaje para así poder llegar a niños que aun no lo han desarrollado del todo, se evalúa y se trabaja mediante el juego, los dibujos, plastilina, caja de arena...todas las herramientas que puedan ayudar el niño a integrar y entender esta vivencia traumática.
En todo caso, como no puede ser de otro modo, el trabajo con el niño o niña irá acompañado por sesiones con los padres en las que el psicólogo acogerá su preocupación, resolverá sus dudas y dará pautas de cómo ayudar del mejor modo a su hijo. No podemos olvidar el impacto que un hecho así tiene no solo en el niño o niña sino en sus familiares más cercanos que también pueden experimentar sentimientos de culpa por no haberle evitado ese daño al niño, por ello, los padres serán también un foco de especial atención en nuestro trabajo.