La ansiedad es una respuesta de nuestro organismo ante situaciones que interpretamos como amenazantes, nos ayuda a estar alerta y nos predispone a la huida o a la lucha. Esta adaptación defensiva nos ha servido tanto para enfrentar una situación peligrosa, como que un objeto grande nos fuera a caer encima o alguien nos fuera a atacar, como para abordar un examen o un trabajo nuevo.
La experiencia de la ansiedad viene acompañada de una serie de cambios fisiológicos que van dirigidos a cumplir esta función de respuesta ante un evento amenazante. Produce vasodilatación, aumento de la frecuencia cardíaca, respiración más rápida que nos proporciona más oxígeno, entre otros. De esta manera, nuestro organismo está más preparado para actuar, nuestros músculos y nuestro cerebro funcionan a pleno rendimiento. Sin embargo, cuando esta activación se mantiene en el tiempo, sobrepasa el nivel óptimo o aparece en situaciones que no tienen por qué ser amenazantes, puede suponernos un problema. Cada persona experimenta la ansiedad de una forma distinta, siendo los síntomas más habituales los ataques de pánico, sensación de opresión en el pecho o de que nos falta el aire, sudoración, irritabilidad, insomnio, falta de concentración, cansancio físico y mental, tensión muscular, etc.
Las personas podemos ir aprendiendo a lo largo de nuestra vida, y en especial de nuestros primeros años, qué situaciones son peligrosas, a través de lo que nos transmiten nuestras figuras primarias, es decir, aquellas que nos cuidan y protegen. Así mismo y en base a esto, vamos asumiendo discursos y generando una idea de nosotros mismos ante el día a día cotidiano, interpretándolo, en algunos casos, desde un lugar de inseguridad que puede llegar a generar dicha ansiedad.
Para poner solución a un problema de ansiedad, es importante identificar el origen del mismo, qué temor, consciente o inconsciente, nos hace estar alerta; por qué no podemos relajarnos. Para esto es necesario conocerse bien a uno/a mismo/a y comprender cómo nos representamos el mundo, si como algo a descubrir o de lo que protegernos. Tenemos que llegar a comprender el significado que tiene la ansiedad en el momento en que la vivimos.