La hipocondría es un gran temor ante la posibilidad de tener una enfermedad grave o la convicción de que ya se padece. Puede ir acompañada de sensaciones corporales que no tienen una explicación médica y que generan una gran preocupación, lo que suele vivirse con mucha ansiedad y angustia.
Ante este miedo tan intenso, la reacción natural es intentar comprobar que todo está bien, consultando al médico o intentando averiguar qué es lo que nos sucede por diferentes medios, lo que, a su vez, hace que estemos hipervigilantes de nuestro cuerpo e interpretemos cualquier señal como una alerta de que algo no va bien. Esto genera un círculo vicioso del que resulta difícil salir.
Es común que, desde fuera, se perciba como un miedo excesivo o irracional, y que la persona que lo sufre lo viva con vergüenza, sintiéndose juzgada o incomprendida por su entorno.
¿Has sentido alguna vez este miedo a enfermar? ¿Conoces a alguien cercano que lo haya vivido o compartido contigo? La hipocondría es algo de lo que seguro hemos oído hablar. Pensaremos en este post sobre con qué puede tener que ver, y qué puede haber detrás de ella.
Aunque, como hemos comentado otras veces, por supuesto es una experiencia única e individual que cada persona vive a su manera, en función de su historia, de la manera en la que interpreta la realidad, de las experiencias que ha tenido y de las herramientas que conoce para afrontar lo que le sucede.
En ocasiones, el miedo a enfermar puede aparecer como algo transitorio, en reacción a alguna experiencia importante que vivimos, como puede ser una separación dolorosa, la muerte de un ser querido, un cambio vital importante… Y puede ser una manera de nuestro cuerpo de avisarnos de que hay algo a nivel emocional que necesitamos atender.
En otras ocasiones, podemos sentir que es un miedo que ha estado presente a lo largo de los años. Es en el familia donde nos construimos en los primeros años de nuestra vida, donde adquirimos una visión de nuestro entorno y aprendemos a asociar significados a las experiencias que vivimos, en función de los modelos importantes que tenemos en casa (normalmente nuestros padres). Así, si por ejemplo a lo largo de nuestra historia hemos vivido la pérdida de seres queridos importantes, o la enfermedad ha estado muy presente en nuestra familia o nuestro entorno, es normal que ante la enfermedad se active en nosotros una alarma que nos avisa de que puede haber un peligro, porque en algún momento de nuestra vida ese peligro fue real y tuvo consecuencias dolorosas.
Aunque sepamos a nivel racional que estar sanos no significa que nunca tengamos ningún síntoma de malestar, que, de hecho, tener ciertas molestias y ponerse enfermo forma parte del funcionamiento “sano” de nuestro cuerpo; habremos aprendido a través de nuestra experiencia que la enfermedad puede ser algo peligroso, lo que nos generará miedo, angustia o ansiedad. Como vemos, muchas veces los miedos que sentimos tienen más que ver con nuestra historia y nuestro mundo emocional, que con la lógica que conocemos de cómo funcionan las cosas.
Por ello, para afrontar el miedo a enfermar debemos tener en cuenta la manera en que hemos aprendido a mirar el mundo y las experiencias que hemos vivido. Desde ahí podremos entender cómo nos sentimos y trabajarlo, pudiendo construir una nueva forma de estar en el mundo con la que nos sintamos mejor. Desde Intro, te animamos a buscar un espacio para hacerlo y un profesional que pueda guiarte en este proceso.