A lo largo de la vida vamos a tomar muchas decisiones, algunas son más importantes y otras afectarán menos a nuestro día a día. Muchas personas cuando se enfrentan a una toma de decisiones quisieran ser capaces de prever el futuro, las consecuencias de elegir uno u otro camino. Sin embargo, es probable que ni siquiera conociendo qué nos depara cada opción pudiéramos elegir teniendo todas las certezas y esto es porque no sabemos qué va a necesitar, querer, desear nuestro “yo” del futuro.
Cada persona es un ser singular con su biografía, sus sensaciones, su manera de afrontar la vida, sus formas de comunicarse y relacionarse y sus ideas sobre sí misma. Abordar un proceso de toma de decisiones sin conocernos significa perder una valiosa información. Por este motivo, la mejor manera de poder tomar buenas decisiones es conociéndonos mejor a nosotros mismos: qué nos suele hacer sentir bien, qué necesitamos, qué cosas nos hacen daño…
Te planteamos algunas preguntas que te pueden ayudar en el proceso de toma de decisiones, tómate tu tiempo para pensar en cada una de ellas:
¿Cómo te sientes en este momento?, ¿cómo puede afectar tu estado a tu toma de decisión? Tomar conciencia de cómo estás te conecta con tus emociones y te permite analizar si es un buen momento o si necesitas algo distinto para poder hacerlo.
¿Qué cosas te han hecho sentir bien hasta este momento?, ¿se relacionan de alguna manera con las opciones que te planteas? Nuestras vivencias son una fuente de información muy amplia sobre nosotros mismos, saber qué cosas nos hicieron sentir bien en el pasado, nos puede ayudar a la hora de valorar las opciones que tenemos.
¿Qué miedos aparecen cuando piensas en tomar una decisión?, ¿los has sentido en otros momentos de tu vida? Pensar en los temores que nos surgen nos puede dar pistas para comprender desde qué lugar tomamos las decisiones.
¿Cómo te relacionas con el error, qué significa para ti? Ante la toma de decisiones, es habitual que aparezca el temor a equivocarnos, a cometer un error. Analizar y entender qué implica para nosotros la posibilidad de fallar nos puede ser de mucha utilidad.
Cuando piensas en tomar decisiones, ¿hay alguna persona o personaje que te venga a la mente?, ¿cómo afecta su mirada a tu toma de decisiones? Las personas internalizamos una imagen de nosotras mismas en el contacto con los demás, es ahí donde aprendemos quienes somos y lo que se espera de nosotros. Por eso, es importante identificar si hay alguna mirada que nos afecte especialmente a la hora de decidir, para poder hacerlo con mayor libertad.
¿Cómo te sientes ante las pérdidas? Cuando elegimos, cada una de las opciones que valoramos nos dan algo más o menos valioso para nosotros; escoger implica siempre una renuncia a otras alternativas. Una de las dificultades que podemos encontrarnos es la de afrontar que al elegir, estamos desechando otras opciones y por tanto las cosas que nos aportaban.
¿Consideras que eres alguien con buen criterio a la hora de decidir? Algunas personas, por las experiencias de su vida y en especial de su infancia, tienen una imagen de sí mismas como alguien capaz de tomar decisiones acertadas; otras sin embargo, se ven como alguien sin esa capacidad de elegir bien, lo que hace que se sientan inseguras ante la idea tener que decidir. Esta idea de nosotros mismos es esencial cuando nos vemos ante una toma de decisión.
Como vemos, hay muchas cuestiones que podemos plantearnos y que nos sirven para comprender cómo afrontamos el reto cotidiano de tomar decisiones.