Las redes sociales están específicamente diseñadas para generar adicción. A través del algoritmo registran qué nos gusta, qué llama nuestra atención y nos ofrecen contenido que nos hace utilizarlas durante más tiempo. Además, cubren una necesidad humana básica que es la conexión con los demás. A través de la interacción social los seres humanos construimos nuestra identidad, y en las redes sociales encontramos una comunidad de la que formar parte, y una oportunidad para relacionarnos con los demás.
Por un lado, las redes sociales cubren la necesidad social básica de sentirnos vistos/as, valorados/as, queridos/as… En función de cómo de cubierta tengamos esta necesidad y de cómo de acompañados/as nos sintamos en nuestro entorno, utilizaremos las redes sociales con mayor o menor control.
Por otro lado, las redes sociales pueden actuar como “analgésicos”, que nos ayudan a dejar a un lado emociones o situaciones que nos generan conflictos.
Podemos observar cómo, en función del momento en el que nos encontramos, utilizamos el móvil de forma más o menos intensa. Esto puede tener que ver con que nos está ayudando a evitar sensaciones desagradables: la vergüenza de que me vean sólo mientras espero a un amigo o el dolor del rechazo; evitar enfrentarme a situaciones que me generan estrés: hacer algo que me resulta difícil o me genera un conflicto, o tener una conversación difícil… o evitar enfrentarme a que estoy poco conectado con mis deseos y no sé qué hacer con mi tiempo o cómo orientar mi vida.
En definitiva, en ocasiones, nos ayudan a evadirnos de la angustia interna que nos generan los conflictos sin resolver. Como esto a menudo ocurre de manera inconsciente o automática, es interesante pararnos a observarnos cuando nos pillamos “adictos al móvil” y pensar en qué podemos estar tapando o desatendiendo de nuestro mundo emocional.
Como siempre, también las redes sociales y la tecnología puede utilizarse de una manera sana y facilitar nuestra vida en gran medida, y no es necesario atender en todo momento aquello que nos está generando un conflicto, podemos elegir afrontarlo en otro momento. Pero creemos que puede ser muy valioso observarnos y aprender a interpretar nuestras conductas y emociones, lo que nos acercará a una forma de vida más plena.